La verdad es que para poder entender a los hombres tengo que cambiar mi forma de pensar, y para poder entender a mi hombre, tengo que cambiar mi forma de pensar y de actuar. Me di cuenta que los hombres son tan simples. Wooao que increíble que no pude entender esto antes.
No me aguanto las ganas de volver a coger el libro y esta vez un resaltador y volverme a divertir con esta lectura.
Mi hombre no está ahora conmigo, está en un pequeño viaje de dos semanas por la gran selva peruana, y tengo una tranquilidad, que antes no hubiese sentido. Quizá me hubiese hundido en un mar de lágrimas, porque me di cuenta que he sido muy dependiente de él.
Chikaaaaasssss, tienen que leer este divertidísimo libro.
Hasta la próxima.